La respuesta de la ISA al estudio de Wang et al. titulado “La Sucralosa promueve el consumo de alimentos a través del Neuropéptido Y, y una respuesta neuronal de ayuno”.
En contra de las alegaciones de Wang et al., realizadas en relación con un nuevo estudio que se centra en investigaciones sobre las moscas de la fruta, existe un amplio corpus de pruebas científicas que demuestra claramente que los edulcorantes bajos en calorías no aumentan el apetito o el consumo de alimentos en humanos.
El estudio de Wang et al., publicado en “Cell Metabolism”, observó que la dieta de alimentación de las moscas de la fruta (sacarosa y levaduras) con una alta concentración (2,5%) de sucralosa durante un período de 5-6 días incrementaba su consumo de calorías en los 3-4 días siguientes. Los autores observaron asimismo que este “efecto estimulante del apetito era reversible, y el consumo de alimentos volvió a los niveles de control en un plazo de 3 días”. Se comunicaron otros cambios que parecen consistentes con los cambios causados por una energía insuficiente. Los autores subrayaron que los cambios en el consumo de alimentos no se debieron a un efecto sobre la microflora intestinal, puesto que el mismo tipo de efecto se observó cuando las investigaciones se realizaron en moscas de la fruta libres de gérmenes o en moscas de la fruta tratadas con tetraciclina (un antibiótico). Wang et al. han realizado otras investigaciones que indican que el efecto de dicha administración prolongada de una alimentación con una concentración muy elevada de sucralosa se encuentra mediada, en su lugar, por cambios en “un itinerario neuronal de la sensación de hambre”, que a su vez regula las señales relacionadas con el consumo de alimentos. De manera general, en sus pruebas se observó que las moscas de la fruta detectaban “una discrepancia entre el dulzor alimentario y la energía”. A partir de este estudio, los autores concluyeron que sus «resultados muestran que el consumo prolongado de una alimentación endulzada con sucralosa promueve la sensación de hambre y cómo los animales perciben el azúcar alimenticio.»
La Universidad de Sidney hizo público un comunicado de prensa, el cual, de manera no sorprendente, fue recogido por numerosos medios de comunicación, que reseñaron las conclusiones de Wang et al.
Un análisis crítico de este informe de Wang et al., no obstante, deja mucho que desear en relación con la interpretación de los autores de los resultados de su estudio.
Los autores olvidaron subrayar que las personas nunca consumirán sucralosa en una forma que imite lo que fue administrado a las moscas de la fruta en sus investigaciones. Si una persona tuviera que consumir una dieta que incluyera un 2,5% de sucralosa, sería como consumir más de 3 libras de azúcar al día. Además, Wang et al. administraron esta alimentación a las moscas de la fruta durante 5-6 días con el fin de producir un efecto. En la vida de una mosca de la fruta esto representa en torno a 1/10 de todo su ciclo vital. Se puede prever fácilmente un déficit calórico global que se derive de este tratamiento, y también se puede prever fácilmente que genere un “consumo de alimentos excesivo” posterior durante un período de tiempo. Esto es exactamente lo que se observó, y el efecto fue transitorio. El consumo calórico volvió a la normalidad cuando las moscas fueron retiradas de la alimentación de sucralosa que tenía un menor valor calórico.
Claramente, los resultados de este estudio aislado no se deben considerar como una prueba científica de que el uso de edulcorantes bajos en calorías genera en las personas un consumo excesivo de alimentos.
De manera adicional, aunque los autores subrayan que sus resultados están respaldados por una investigación a corto plazo (7 días) realizada únicamente en un pequeño número de ratones, otros estudios mucho más amplios y a más largo plazo (por ejemplo, 6 meses) en roedores muestran que la sucralosa, incluso en dosis similares a las utilizadas en las investigaciones sobre las moscas de la fruta, no ocasionan un aumento del peso corporal ni promueven un consumo excesivo de alimentos.
En su debate sobre sus investigaciones acerca de las moscas de la fruta, Wang et al. se abstienen asimismo de comunicar un gran número de estudios de la literatura científica que demuestran que la sucralosa y otros edulcorantes bajos en calorías no generan efectos adversos ni sobre el apetito ni sobre el peso corporal. Por ejemplo, aunque los autores especulan que sus resultados pueden estar relacionados con la respuesta y el control de la insulina, los estudios clínicos muestran que la sucralosa no afecta ni a la secreción de insulina ni al control de la glucosa en sangre ;(2-9) y generalmente no respaldan la existencia de ningún efecto de la sucralosa sobre la secreción de incretinas con una implicación en la regulación gastrointestinal del apetito.(7,10-11)
De manera similar, las conclusiones de los autores de que el consumo humano de edulcorantes bajos en calorías puede generar aumentos del consumo de calorías, sencillamente no se ven respaldadas por los ensayos clínicos. (12-16). Los estudios en humanos, que utilizan metodologías muy diferentes en diferentes grupos humanos (varones, mujeres, delgados, obesos, nunca obesos, anteriormente obesos), alcanzan unas conclusiones muy consistentes: los edulcorantes bajos en calorías pueden ser herramientas eficaces a la hora de ayudar a reducir el peso corporal al sustituir al azúcar, y no generan un aumento del consumo de alimentos. En realidad, en muchos estudios clínicos, el uso de edulcorantes bajos en calorías se encuentra asociado a una disminución del consumo de energía y a un consumo inferior de productos con sabor dulce.(17) Además, las investigaciones indican que las personas que consumen edulcorantes bajos en calorías pueden presentar una mejor calidad global de la alimentación.(18-20)
En general, la relevancia de los estudios sobre el apetito en las moscas de la fruta para el apetito de los humanos resulta cuestionable. Por otra parte, los resultados de los estudios en modelos animales (o de insectos) no siempre reflejan la respuesta humana, en especial si el protocolo del estudio convierte en sospechosa la extrapolación de los datos a humanos, tal y como es el caso en el estudio de Wang et al.
Los estudios aislados, tal y como es el caso de este estudio de Wang et al., se ven superados ampliamente por las pruebas científicas colectivas en humanos que afirman que el consumo de edulcorantes bajos en calorías, con inclusión de la sucralosa, no desencadenan un incremento del consumo de alimentos.(21) El conjunto de los ensayos aleatorios controlados con revisión inter pares, que constituyen el criterio de referencia en las investigaciones sobre nutrición humana, muestra que los edulcorantes bajos en calorías pueden ser una herramienta efectiva en la gestión del peso, puesto que ayudan a las personas a gestionar su consumo global de calorías.(22) Además, las revisiones y los metaanálisis recientemente publicados han concluido que el conjunto de las pruebas científicas muestra que realmente el uso de edulcorantes bajos en calorías en alimentos y bebidas genera una reducción del consumo de energía y del peso corporal.(23,24)
En resumen, el estudio de Wang et al. no se encuentra respaldado por el corpus de investigaciones científicas, que muestra que los edulcorantes bajos en calorías, con inclusión de la sucralosa, son una herramienta segura y valiosa para la gestión alimentaria del peso corporal.
Si desea leer la declaración de la ISA sobre este estudio de Wang et al., le rogamos haga clic aquí.