La directriz de la OMS sobre el uso de edulcorantes sin azúcar puede obstaculizar los esfuerzos globales por contener el aumento de enfermedades no transmisibles (ENT)
Aspectos destacados
- Estudios científicamente rigurosos han demostrado repetidamente los beneficios de los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías en reducción de calorías y control del peso, salud bucodental y tratamiento de la diabetes
- La directriz de la OMS carece de rigor científico, dado que no se basa en una base empírica sólida ni está respaldada por las pruebas presentadas en una revisión sistemática encargada por la propia OMS
- Existe una importante divergencia entre la directriz de la OMS y los objetivos y el enfoque de la agenda global sobre ENT, que subraya la importancia de la reformulación
- La recomendación condicional de la OMS sobre el uso de edulcorantes sin azúcar puede obstaculizar los esfuerzos de salud pública por reducir la ingesta en exceso de azúcares
- La ISA comparte las inquietudes de agencias gubernamentales de Reino Unido y Australia sobre la metodología de la OMS en la revisión que respalda su recomendación
En mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una directriz sobre el uso de edulcorantes sin azúcar, también conocidos como edulcorantes bajos en calorías/sin calorías, con una recomendación condicional que sugiere que “no se deben usar los edulcorantes sin azúcar como método para controlar el peso o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles [ENT]”.1
La recomendación de la OMS no es científicamente rigurosa. No se basa en una evidencia empírica sólida ni está respaldada por las pruebas presentadas en la revisión sistemática de la OMS2, que se encargó con el objetivo de informar la directriz. Solo es una recomendación condicional, o débil, para la que la OMS no está segura sobre los efectos deseados o no deseados de su implementación; por ejemplo, si la directriz corre el riesgo de dar lugar a una mayor ingesta de azúcares y a los resultados de salud asociados.
Las inquietudes de la ISA sobre las limitaciones del enfoque de la OMS para la directriz son compartidas por agencias gubernamentales que han respondido a la consulta pública sobre el borrador de directriz3, incluidas la Oficina del Reino Unido para la Mejora y las Desigualdades en Salud (UK Office for Health Improvement and Disparities), y el Departamento de Salud y Servicios Geriátricos (Department of Health and Aged Care) del gobierno australiano.
Y es importante destacar que la recomendación de la OMS no es compatible con el compromiso de los Estados Miembros de Naciones Unidas (ONU) con un esfuerzo global coherente, inclusivo y con las diversas partes interesadas, por contener el aumento de las ENT, del que forma parte la reformulación para la reducción de azúcares en alimentos y bebidas4,5,6.
La recomendación condicional de la OMS carece de rigor científico
La directriz de la OMS sobre el uso de edulcorantes sin azúcar se basa exclusivamente en una revisión sistemática, encargada por la OMS, de ensayos controlados aleatorizados (ECA) y estudios observacionales que evaluaba los efectos para la salud del uso de edulcorantes en adultos, niños, y mujeres embarazadas2. Los beneficios de los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías en la reducción de la ingesta de azúcares y calorías y la ayuda para la pérdida de peso a corto plazo están claramente demostrados en los resultados de los ECA analizados en la revisión de la OMS, mientras que los estudios observacionales presentan resultados contradictorios. Otras revisiones sistemáticas y meta análisis de ECA agudos (que no se han tenido en cuenta en la directriz de la OMS) y a largo plazo también confirman un papel beneficioso de los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías en la reducción de la ingesta de energía y el control del peso7,8,9, el control de la glucosa10,11,12 y la salud bucodental13.
No obstante, la recomendación condicional de la OMS se basa amplia y desproporcionadamente en evidencias con una certeza baja o muy baja procedentes de estudios observacionales. Debido a su naturaleza, los estudios observacionales no aportan pruebas de relaciones causales, y presentan un alto riesgo de causalidad inversa14. Por el contrario, no se dio a los estudios con diseño de control aleatorizado, de calidad superior, y que se consideran el estándar de referencia en investigación clínica y nutricional, el peso que merecen en la directriz de la OMS.
En comentarios remitidos a la consulta pública online en respuesta al borrador de directriz, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, y asociaciones de la industria, así como académicos e investigadores criticaron la decisión de la OMS de basar una recomendación para los edulcorantes sin azúcar en una base empírica de tan baja calidad3.
Por ejemplo, la Oficina del Reino Unido para la Mejora y las Desigualdades en Salud comentaba que “la recomendación puede ser demasiado contundente, dadas las limitaciones de la base empírica, lo que incluye posibles inquietudes respecto al diseño de los estudios y la causalidad inversa”. En interés de la salud pública, las recomendaciones deberían basarse en todo el conjunto de pruebas disponibles, e interpretarse teniendo en cuenta la jerarquía y el peso de las evidencias científicas.
También plantearon inquietudes respecto a probables efectos no deseados de la directriz de la OMS otras agencias gubernamentales en el contexto de la consulta pública3. El Departamento de Salud y Servicios Geriátricos del gobierno australiano advirtió que la recomendación podía dar como resultado resultados no deseados para la salud en ciertas personas, provocando una mayor ingesta de azúcares y resultados asociados adversos para la salud. Es más, una recomendación condicional (débil), que se basa en una certeza de las evidencias en general baja, por lo que la OMS “no está segura de que las consecuencias de implementar la recomendación compensen las consecuencias no deseadas”, puede obstaculizar los esfuerzos de salud pública por reducir la ingesta en exceso de azúcares libres, una firme recomendación de la OMS15 y, por tanto, las acciones para abordar las enfermedades bucodentales y la epidemia de obesidad y ENT asociadas.
Además, podría observarse un efecto desproporcionado en personas que padecen diabetes, para quienes los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías son una importante herramienta dietética. Aunque se afirma que la recomendación condicional puede no ser relevante para personas con diabetes, no puede descartarse un potencial impacto negativo en este grupo de población. Al desalentar potencialmente la reformulación, la directriz de la OMS puede impactar negativamente en la disponibilidad de opciones de alimentos y bebidas que puedan utilizarse con seguridad por parte de las personas que padecen diabetes, obstaculizando inadvertidamente los esfuerzos individuales por limitar la ingesta de azúcares, e impactar negativamente en la calidad de vida.
La seguridad de los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías está confirmada por organismos de seguridad alimentaria de todo el mundo
La directriz de la OMS sobre el uso de edulcorantes sin azúcar no evaluaba, ni era su objetivo hacerlo, la seguridad de estos ingredientes alimentarios. La evaluación de la seguridad de los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías es responsabilidad de organismos de seguridad alimentaria como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), o el Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Organismos reguladores globales y regionales de seguridad alimentaria de todo el mundo respaldan constantemente que el consumo de los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías aprobados es seguro16.
Aunque la OMS reconoce que la evaluación de seguridad de los edulcorantes es responsabilidad de agencias de seguridad alimentaria como el JECFA, y que implica el examen meticuloso de un conjunto de datos mucho más amplio de la literatura científica disponible, la directriz de la OMS sobre el uso de edulcorantes sin azúcar aún puede hacer surgir dudas infundadas sobre la seguridad de los edulcorantes al indicar que no existe un consenso claro sobre “si los NSS (edulcorantes sin azúcar) están vinculados a otros efectos para la salud a largo plazo con las ingestas habituales dentro de la IDA”. Esto no solo es incompatible con la evaluación de seguridad de todos los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías aprobados por los organismos reguladores responsables a nivel mundial y nacional, sino que queda fuera del ámbito de esta directriz. Y es importante señalar que no existe evidencia mecánica o clínica que respalde “posibles efectos adversos a largo plazo” en forma de mayor riesgo de ENT17,9. La revisión sistemática de la OMS que informaba esta directriz también confirma que los ECA no demostraron impacto alguno del uso de edulcorantes bajos en calorías/sin calorías en marcadores intermedios de ENT, incluidos niveles de insulina y glucosa en sangre, presión arterial o lípidos en sangre, ni peso corporal2.
Esta falta de alineamiento entre diferentes organismos de la OMS y sus respectivas responsabilidades ha sido señalada como preocupante en comentarios remitidos a la consulta pública sobre el borrador de directriz de la OMS, incluidos los de agencias gubernamentales3. Dicha incoherencia tiene el potencial de dar lugar a una confusión considerable entre profesionales sanitarios y decisores de políticas de salud pública, y a preocupaciones infundadas entre los usuarios de edulcorantes bajos en calorías/sin calorías.
La recomendación condicional de la OMS no es coherente con el enfoque global para abordar las ENT
Los índices en aumento de las ENT suponen un reto global compartido, que afecta a vidas y economías de todo el mundo. En la reunión de la Asamblea General de Naciones Unidas de 20114, los Estados Miembros de la ONU se comprometieron a responder a este desafío con una declaración política que reconociera que la prevención y el control eficaces de las ENT exigen un “esfuerzo de toda la sociedad”, trabajando con todos los sectores, incluida la industria. El compromiso de las diversas partes interesadas volvió a confirmarse en subsiguientes Reuniones de Alto Nivel de la ONU sobre las ENT en 20145 y 20186.
Se pidió a la industria que contribuyera a reducir los factores de riesgo de ENT y a crear entornos que promovieran la salud mediante la “reformulación de productos para ofrecer opciones más saludables”. Tras la firme recomendación de la OMS de limitar la ingesta de azúcares15, se están emprendiendo diversas acciones para reducir el consumo de azúcares libres. Por ejemplo, el uso de edulcorantes bajos en calorías/sin calorías ha permitido que los fabricantes desarrollen alimentos y bebidas con menos azúcar y menos calorías, que a la vez mantienen el sabor que los consumidores conocen y esperan. Para hacer avanzar los esfuerzos por abordar el complejo reto de las ENT sosteniendo y escalando la reformulación, la industria depende de la confianza de los consumidores en los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías como ingredientes alimentarios aprobados que ofrecen mayor variedad al consumidor.
Tomada en conjunto, la recomendación condicional de la OMS respecto a “no utilizar NSS (edulcorantes sin azúcar) como método para controlar el peso o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles” carece de rigor científico y no es coherente con el enfoque global integrado para abordar las ENT con el que se han comprometido los Estados Miembros de la ONU, y del que forma parte la reformulación con reducción de azúcares de alimentos y bebidas. Esta divergencia puede estar en detrimento de los esfuerzos globales por abordar el complejo reto de las ENT.