Nuestra ansiedad por los alimentos dulces: ¿se hace o se nace?

Autor(es): Janette Marshall*

El sabor que llevamos incorporado para los alimentos dulces nos ayudaba a mantenernos sanos al principio de la evolución humana porque indicaba la presencia de vitaminas y minerales en los alimentos, declaraba la Profesora Hely Tuorila, del Departamento de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Helsinki, en la conferencia de la International Sweeteners Association celebrada ayer (02-04-14) en Bruselas.

”El problema actual es que la cantidad de alimentos dulces que comemos ha crecido de manera desproporcionada en relación con el resto de nuestra dieta”, manifestaba la Prof. Tuorila. A lo que se añade que algunas personas experimentan ansiedad por el chocolate y otros alimentos dulces que les hacen comer “fuera de los límites normales”.

”La afición por el azúcar en los alimentos y las bebidas varía también entre culturas gastronómicas”, explicaba la Prof. Tuorila. “Comparaciones realizadas entre Australia y Japón, por ejemplo, muestran que los consumidores australianos prefieren sus cereales del desayuno más dulces que los consumidores japoneses, quienes a su vez prefieren el zumo de naranja mucho más dulce que los consumidores australianos”.

¿Pero qué parte de nuestra preferencia por el azúcar se debe a la cultura alimenticia y qué parte a rasgos genéticos heredados?

”Alrededor del 50% de nuestro gusto por los alimentos y bebidas dulces es atribuible a rasgos genéticos, casi el mismo nivel de heredabilidad que los rasgos de personalidad o el asma”, declaraba la Prof. Tuorila.

”La frecuencia de la ingesta de alimentos dulces parece ser también un rasgo hereditario interrelacionado y con la alimentación emocional o de comodidad”.

Ambos hallazgos proceden de los ensayos realizados por la Prof. Tuorila y otros colegas que analizaron a cerca de 900 pares de gemelas británicas idénticas de sexo femenino. “Las mujeres de todas las edades, de 17 a 82 años, tienen una fuerte predilección por el chocolate, los helados, los dulces, los refrescos azucarados tanto con azúcar como bajas en calorías y la fruta –si bien nunca tienen ansias por la fruta”.

Aunque la Prof. Tuorila descubrió que el gusto de las mujeres por la mayoría de los alimentos dulces se desvanecía ligeramente con la edad, su gusto por el chocolate (y la fruta) permanecía constantemente elevado.

El gusto permanente por los alimentos dulces es similar entre los gemelos idénticos de sexo masculino fineses, pero en general, a los hombres les gustan los refrescos y helados azucarados con azúcar más que a las mujeres. “Los hombres tienen también un gusto más fuerte que las mujeres por las pizzas y las hamburguesas”, comentaba la Prof. Tuorila.

”Vivir sin alimentos y bebidas dulces es difícil dado su papel biológico, psicológico y social en nuestras vidas”, declaraba la Prof. Tuorila.

La cultura gastronómica puede influir en la intensidad del dulzor de los alimentos y las bebidas que consumimos, pero para algunas personas, un “paladar dulcero” genético tiene mayor dificultad para vivir sin alimentos dulces. “Para esas personas en particular, los edulcorantes bajos en calorías son especialmente útiles”, concluía la Prof. Tuorila.

*Janette Marshall, Periodista de Nutrición y Salud