Los edulcorantes bajos en calorías pueden servir para prevenir una importante epidemia de salud

Autor(es): Janette Marshall*

Es hora de afrontar los malentendidos públicos sobre los edulcorantes bajos en calorías antes de que las consecuencias de la obesidad para la salud sean aún peor, declaraba la Prof. Anne Raben, de la Unidad de Investigación sobre Obesidad de la Universidad de Copenhague, en una reunión internacional de profesionales de la salud celebrada ayer (02-04-14).

”Si continúa la tendencia actual de aumento de la obesidad y de sobrepeso, antes de 2020 la mitad de la población de los EE.UU. tendrá diabetes o se encontrará en un estado pre-diabético”, advertía la Prof. Raben, una de las principales ponentes de la conferencia de la International Sweeteners Association de Bruselas.

Europa no lo está haciendo mucho mejor. “Actualmente, 31 millones de personas de la Unión Europea necesitan tratamiento para la diabetes, y si continúan siguiendo a Estados Unidos, donde el aumento de la obesidad coincide con el aumento de los casos de diabetes de tipo 2 (T2D), la situación no puede sino empeorar”, declaraba la Prof. Raben.

”La consecuencia más grave de la diabetes es que el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular es de tres a cuatro veces superior. Antes de 2050, el 33% de la población de la Unión Europea podría tener T2D.” Evitar que esto ocurra es esencial, decía la Prof. Raben, por lo que ahora es vital anular los mitos sobre los edulcorantes bajos en calorías.

”Existe la creencia de que los edulcorantes bajos en calorías le engordarán aumentando su apetito por los alimentos dulces.” Pero la creencia de que las personas sobre-compensarán las calorías que almacenan cuando utilizan edulcorantes bajos en calorías es infundada.

”No existen estudios científicos que apoyen a los primeros estudios realizados en los años 1980 y que sugerían que este podría ser el caso. “Ningún estudio ha confirmado este hecho en los últimos 25 a 30 años”, afirmaba la Prof. Raben.

Tampoco existen hipótesis que demuestren que los edulcorantes bajos en calorías producen hambre y causan sobreingesta, ni que no satisfacen el apetito e inducen a la ingesta compensatoria en las siguientes comidas. “Estos mecanismos se consideraron de nuevo en estudios realizados en 2009 y 2012 pero fueron rechazados”, declaraba la Prof. Raben.

Los estudios de la Prof. Raben han demostrado que lo opuesto es verdad –los usuarios de edulcorantes bajos en calorías no muestran ninguna subida de peso con el tiempo. En un ensayo controlado aleatorio de la “regla de oro”, los participantes a los que se ofrecieron de manera aleatoria bebidas azucaradas con edulcorantes bajos en calorías durante un periodo de 10 semanas, bien permanecieron con el mismo peso, bien mostraron una ligera pérdida de peso.

”El descubrimiento nos sorprendió pues ocurrió lo contrario de lo conjeturaban los teóricos críticos de las bebidas bajas en calorías”, afirmaba la Prof. Raben.

Estudios más recientes han tenido el mismo efecto. Un estudio publicado en la prestigiosa revista médica arbitrada New England Journal of Medicine en 2012 mostraba que cerca de 700 menores con edades entre 5 y 12 años, no ganaron peso durante los 18 meses en los que ingirieron bebidas azucaradas con edulcorantes bajos en calorías.

”Una evidencia aún mayor de la eficacia de las bebidas azucaradas bajas en calorías fue demostrada en un meta-análisis de ensayos que comparaban adultos que consumían tanto alimentos como bebidas con edulcorantes bajos en calorías”, afirmaba la Prof. Raben. Cuando se reunieron y analizaron todos los resultados, los usuarios de edulcorantes bajos en calorías no habían ganado peso.

”Como hemos visto, el aumento de peso conlleva un aumento del riesgo de padecer T2D, obesidad y enfermedades cardíacas coronarias”, advertía la Prof. Raben.

”Si pasamos por alto las evidencias científicas que muestran que los edulcorantes bajos en calorías son una herramienta importante para controlar la obesidad y la T2D, desaprovechamos una importante herramienta para controlar el peso y la obesidad”, concluía.

*Janette Marshall, Periodista de Nutrición y Salud