Bruselas, diciembre de 2024
Actualmente, las familias cuentan con alimentos y bebidas más seguros y asequibles gracias al procesamiento, ya se haga en casa con productos como verduras en conserva y alimentos congelados, o a escala industrial. El procesamiento de alimentos también puede ofrecer beneficios para la salud pública gracias, por ejemplo, a modificaciones en las recetas de determinados productos para ayudar a cubrir necesidades dietéticas concretas o para mejorar su calidad nutricional. En particular, los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías son ingredientes seguros que pueden utilizarse para sustituir el azúcar en bebidas y productos alimenticios, reduciendo su contenido calórico y manteniendo a la vez el sabor dulce.
El concepto de ‘Alimento Ultraprocesado’ (AUP) está recibiendo una gran atención en el debate público y en la investigación científica, aunque todavía no hay una definición que tenga aceptación universal. Algunos estudios observacionales han identificado una correlación entre el consumo de AUP y efectos negativos para la salud, pero dichos estudios no han demostrado que los AUP provoquen realmente esos problemas para la salud. Un inconveniente de los sistemas actuales para clasificar productos alimenticios en función de su nivel de procesamiento, como NOVA, es que simplifican en exceso al agrupar todos los alimentos procesados, ignorando numerosas opciones densas en nutrientes que son buenas para los consumidores. En vez de simplificar demasiado, debería evaluarse el valor nutritivo de los alimentos en base a evidencias como la densidad nutricional y su papel en una dieta equilibrada. Como declaraba el Comité Científico Asesor en Nutrición de Reino Unido, “el consumo de AUP puede ser indicador de otros patrones dietéticos y comportamientos de estilo de vida poco saludables. Las dietas altas en AUP a menudo son hipercalóricas, altas en grasas saturadas, sales o azúcares libres, ricas en carnes procesadas, y/o bajas en frutas, verduras y fibra”1.
Por ello, dichos esquemas no son adecuados para ofrecer orientaciones dietéticas o informar a las políticas alimentarias, según concuerdan cada vez más consensos científicos2,3,4. También se arriesgan a generar confusión entre los consumidores, que podrían evitar productos seguros y nutritivos solo por la percepción negativa de su clasificación como AUP.
Finalmente, los productos alimenticios y bebidas que contienen edulcorantes bajos en calorías/sin calorías no deberían clasificarse automáticamente como AUP, dado que los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías contribuyen a esfuerzos de reformulación que mejoran la calidad nutricional, en línea con las recomendaciones de salud pública, sin comprometer la seguridad ni el sabor.