Effects of Sweeteners on the Gut Microbiota: A Review of Experimental Studies and Clinical Trials.

Autor(es): Ruiz-Ojeda FJ, Plaza-Díaz J, Sáez-Lara MJ, Gil A..
Nombre de publicación : Adv Nutr 2019;10:S31–S48
Año de publicación : 2019

Abstract:

The consumption of sugar-free foods is growing because of their low-calorie content and the health concerns about products with high sugar content. Sweeteners that are frequently several hundred thousand times sweeter than sucrose are being consumed as sugar substitutes. Although nonnutritive sweeteners (NNSs) are considered safe and well tolerated, their effects on glucose intolerance, the activation of sweet taste receptors, and alterations to the composition of the intestinal microbiota are controversial. This review critically discusses the evidence supporting the effects of NNSs, both synthetic sweeteners (acesulfame K, aspartame, cyclamate, saccharin, neotame, advantame, and sucralose) and natural sweeteners (NSs; thaumatin, steviol glucosides, monellin, neohesperidin dihydrochalcone, and glycyrrhizin) and nutritive sweeteners (polyols or sugar alcohols) on the composition of microbiota in the human gut. So far, only saccharin and sucralose (NNSs) and stevia (NS) change the composition of the gut microbiota. By definition, a prebiotic is a nondigestible food ingredient, but some polyols can be absorbed, at least partially, in the small intestine by passive diffusion: however, a number of them, such as isomaltose, maltitol, lactitol, and xylitol, can reach the large bowel and increase the numbers of bifidobacteria in humans. Further research on the effects of sweeteners on the composition of the human gut microbiome is necessary.

Summary:

El presente artículo de Ruiz-Ojeda revisa la literatura científica publicada relativa a los efectos de los diferentes edulcorantes bajos en calorías/sin calorías sobre la composición de la microbiota en el intestino humano.

Los autores señalan que los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías han sido evaluados críticamente por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), y el Codex Alimentarius, y son seguros. No obstante, sugieren que sus efectos sobre la microbiota intestinal no se han dilucidado completamente y que los ensayos clínicos en seres humanos son escasos. El artículo afirma que, entre los ENN [edulcorantes no nutritivos], la sacarina y la sucralosa podrían modificar las poblaciones de la microbiota intestinal. Además, sugiere que la ingestión de sacarina por parte de animales y seres humanos mostró alteraciones en las vías metabólicas asociadas a la tolerancia a la glucosa y la disbiosis en seres humanos. No obstante, como también señalan los autores, no está clara la relevancia clínica de estos resultados en seres humanos.

Dadas las limitaciones de los estudios publicados hasta la fecha, los autores afirman que es necesario llevar a cabo ensayos clínicos bien diseñados, a largo plazo, doble ciego, controlados por placebo y aleatorizados, con dosis apropiadas y tamaños muestrales adecuados, para evaluar cualquier impacto potencial de los edulcorantes sobre la microbiota intestinal y cómo podrían afectar a resultados significativos y biomarcadores de riesgo relacionados con enfermedades crónicas.

Por otro lado, otra revisión de la literatura científica publicada recientemente por Lobach et al (2019) llegó a la conclusión de que los estudios actuales no establecen evidencia de efecto adverso alguno de los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías sobre la microbiota intestinal a las dosis correspondientes a su uso por parte de seres humanos, y que los resultados de los estudios de metabolismo y seguridad no demuestran evidencias de un mecanismo probable para un efecto clínicamente relevante sobre la microbiota intestinal. Probablemente, son los cambios dietéticos no relacionados con el consumo de edulcorantes bajos en calorías/sin calorías los principales determinantes del cambio en la composición de la microbiota intestinal, lo que confirma el punto de vista que respaldan todas las principales autoridades internacionales de seguridad alimentaria y regulación sanitaria respecto a que los edulcorantes bajos en calorías/sin calorías son seguros a los niveles aprobados actualmente.

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