Según un nuevo estudio, el tener una mayor preferencia por el sabor dulce no guarda relación con la obesidad

Aspectos más destacados:

  • Las personas obesas no muestran una mayor preferencia por el sabor dulce que los individuos no obesos
  • Los niños prefieren mayores concentraciones de sabor dulce que los adultos
  • La potenciación innata de la preferencia por el dulzor durante la infancia se ha desarrollado a lo largo de la evolución natural para atraer a los niños hacia alimentos nutritivos durante los períodos de máximo crecimiento

Los hallazgos de un nuevos estudio publicado recientemente en la revista ChildhoodObesityconfirman nuestros conocimientos sobre las diferencias relacionadas con la edad y el peso en cuanto a las preferencias por el sabor dulce. Unos investigadores del Centro Monell han examinado las variaciones personales en cuanto al gusto por distintas concentraciones de azúcar y de edulcorantes bajos en calorías durante un estudio realizado con 48 niños de 7 a 14 años y 34 mujeres, y los resultados respaldan los de investigaciones anteriores, ya que revelan que no ha existido ninguna diferencia en cuanto a gusto por el sabor dulce entre los individuos obesos y no obesos, tanto en niños como en adultos.

De hecho, se observaron relaciones no significativas entre el índice de masa corporal (IMC) y el nivel preferido de sacarosa o de edulcorantes bajos en calorías, independientemente de la edad. Investigaciones anteriores han mostrado también que el gusto por el dulzor no está relacionado con el estado del peso corporal en los niños, y tampoco con la adiposidad corporal en los adultos2,3.

Es la biología básica lo que dicta el gusto por el dulzor

Asimismo, el nuevo estudio de Bobowski y Mennella se suma al conjunto de pruebas ya existentes al indicar que los niños muestran una mayor preferencia en general por el sabor dulce, como indica el hecho de que, al igual que sucede con los azúcares calóricos, los niños prefieren mayores concentraciones del sabor dulce de los edulcorantes bajos en calorías que los adultos. Es de sobra conocido que el dulzor es innato y universal, y que los seres humanos nacen con una preferencia natural por el dulzor que disminuye entre la infancia y la adolescencia y al entrar en la edad adulta. Esta mayor preferencia por el sabor dulce durante la infancia, que es signo de energía, bien puede haber servido para atraerles hacia alimentos ricos en energía durante los periodos de máximo crecimiento. Los expertos creen que la aceptación innata de los estímulos dulces y el rechazo de los amargos se ha desarrollado a lo largo de la evolución natural y constituye una ventaja adaptativa, ya que prepara al joven para aceptar espontáneamente las fuentes de energía y a rechazar sustancias amargas potencialmente tóxicas. Por tanto, se propone que es la biología básica lo que dicta el gusto por el dulzor a lo largo del ciclo vital3.

En conclusión, la suposición frecuente de que las personas obesas prefieren los dulces más que los individuos no obesos no se ha visto confirmada por los hallazgos de este nuevo estudio, de manera coherente de las investigaciones anteriores; por el contrario, esto pone de relieve una relación entre los motivos subyacentes a la ingesta de alimentos apetitosos y el peso corporal entre los niños. En otras palabras, las diferencias en la ingesta de alimentos de sabor dulce entre los individuos obesos y no obesos probablemente no sea el resultado de diferencias en cuanto a la preferencia por el sabor dulce en sí, sino más bien que pueden estar relacionados con los motivos para ingerir los alimentos.

  1. Bobowski N. and Mennella JA. Personal variation in preference for sweetness: Effects of age and obesity. Childhood Obesity. 2017 May 12. doi: 10.1089/chi.2017.0023. [Epub ahead of print]
  2. Hill C, Wardle J, Cooke L. Adiposity is not associated with children’s reported liking for selected foods. Appetite 2009;52:603-608
  3. Drewnowski A, Mennella JA, Johnson SL et?al. (2012) Sweetness and food preference. The Journal of Nutrition 142: 1142S–1148.