Declaración de la Asociación Internacional de Edulcorantes (ISA por sus siglas en inglés) en respuesta al estudio de Azad et al.
Las conclusiones de una nueva revisión sistemática realizada por Azad et al.1 de que los edulcorantes bajos en o sin calorías podrían estar asociados al riesgo de aumento de peso y enfermedades del corazón sobre la base de los resultados de estudios observacionales de cohortes no están respaldas por laevidencia científica colectiva de estudios de intervención en humanos bien diseñados y revisiones sistemáticas y metaanálisis2,3 exhaustivos previos. Es importante destacar que estas alegaciones no han sido confirmadas por los resultados del metaanálisis de ensayos controlados aleatorios realizados por los autores de este artículo.Además, un conjunto sólido de ensayos en humanos ha mostrado de forma consistente que los edulcorantes bajos en o sin calorías pueden ser útiles para el control del peso, cuando se utilizan en sustitución del azúcar y como parte de una alimentación y estilo de vida saludables. Al contrario de lo que se afirma en el estudio de Azad et al., los estudios observacionales de cohortes, por diseño del estudio, no aportan ni pueden proporcionar pruebas de que los edulcorantes bajos en o sin calorías están asociados a un aumento de peso o enfermedades del corazón, ya que están sujetos a un sesgo de indicación y no puede descartarse una causalidad inversa. Además, no existe ningún ensayo controlado aleatorio publicado, el modelo de referencia en investigación nutricional, que haya demostrado que el consumo de edulcorantes bajos en o sin calorías puede conducir a un aumento de peso o a cualquier efecto negativo para la salud.Para poner en contexto los resultados de la publicación de Azad et al., algunos estudios observacionales han observado que las personas con sobrepeso u obesidad, con diabetes u otros problemas de salud cardiometabólicos habitualmente ligados a la obesidad, suelen consumir con más frecuencia edulcorantes bajos en o sin calorías. No obstante, esto podría deberse a sus esfuerzosy como parte de la estrategia de reducir su ingesta calórica y de azúcar, que representa una recomendación alimentaria común en esos problemas de salud. Asimismo, en la mayoría de los estudios observacionales, el ajuste de las variables relacionadas con la adiposidad atenúa o disminuye las relaciones observadas, lo que conlleva a asociaciones no significativas4.Es necesario el diseño de un ensayo controlado aleatorio para atribuir la observación de índices de obesidad más elevados en consumidores frecuentes de edulcorantes bajos en o sin calorías en relación con el consumo de edulcorantes bajos en o sin calorías per se, más que a otros factores de desviación no cuantificados, con la intención de probar una causalidad.Este es el único diseño del estudio relativo a estudios en humanos que aumenta el nivel de demostrar la causa y efecto, y en el caso del efecto en el peso corporal de los edulcorantes bajos en o sin calorías, la evidencia de ensayos controlados aleatorios es clara y consistente, apuntando a un modesto beneficio del uso de edulcorantes bajos en o sin calorías en la pérdida y mantenimiento del peso corporal2,3.
Es importante destacar que losensayos de mayor duración han demostrado una mayor pérdida y mantenimiento de peso con el uso de edulcorantes bajos en o sin calorías5,6 .Sorprendentemente, los autores también apoyan que «la evidencia de los ensayos controlados aleatorios no apoya claramente los beneficios previstos de los edulcorantes no nutritivos para el control del peso«. Sin embargo, los criterios de selección utilizados para el metaanálisis de ensayos controlados aleatorios en este estudio condujeron a la exclusión de diversos ensayos clínicos bien diseñados que se incluyeron en una revisión sistemática y metaanálisis previa y más exhaustiva de Rogers et al3.En un momento en que la obesidad y los problemas de salud asociados están aumentando, los edulcorantes bajos en o sin calorías pueden ser una herramienta alimentaria útil como parte de una alimentación equilibrada y un estilo de vida saludable, basado en las evidencias sólidas disponibles que concluyen que, en general, su uso en sustitución del azúcar conduce a una menor ingesta energética y a una modesta pérdida de peso.
Se puede consultar el comentario detallado sobre el estudio de Azad et al. haciendo clic aquí.